1. Experiencia: Ya lo dice sabiamente la expresión, la experiencia es un grado, pero en el caso del DJ más aún. No sé si te has dado cuenta de que pinchar no es un trabajo en el cual uno se jubile, más bien todo lo contrario, los que somos DJ nos prejubilamos casi siempre antes de llegar a viejo.
Por eso, el hecho de que una persona lleve más de 10 años pinchando y con una reputacion estable, ya merece todos los respetos. Esta no es una profesión fácil, la juventud es casi una exigencia. Tu público casi siempre será joven, la música que solemos pinchar es la que está enfocada a los jóvenes que al final son los que más bailan, trabajar de noche nos ayuda a mantener relaciones personales o a crear una familia y así podríamos seguir hablando de todas las desventajas de ser DJ.
En definitiva, un DJ con 10 o más años de experiencia, básicamente es un veterano. El que se mantienen al pie del cañón es porque realmente ama su trabajo y eso ya merece un respeto por parte de sus colegas de profesión y como no del público que tiene la suerte de asistir a sus sesiones.
2. Modestia: Por mucho que a algunos les pese, se conoce a más de un DJ que es pro. Esto es una realidad innegable, es bueno comparar a los “Super DJ” con los guitarristas en los grupos de Rock, les encanta hacerse su solo y ocupar casi tanto escenario como todo el resto de la banda juntos.
Se creen que son los reyes del Mambo, cuando en realidad son sólo un engranaje más de esa máquina casi perfecta que se llama fiesta. Es muy raro que no te hayas encontrado con uno de ellos, siempre van mirando por encima del hombro, su música es la mejor, las fiestas donde pinchan son más grandes que las que hace el famoso Hugh Hefner en su mansión Playboy y así una serie de características que tienen en común sólo una cosa, lo que el “Super DJ” siempre hace es lo mejor y lo más grande.
Pues bien, los DJs a los que más se respeta son gente bastante normalita. Te los puedes encontrar un Domingo por la mañana comprando el pan como si nada y enterarte un mes más tarde a través de otro amigo DJ que ese día llegó de pinchar de Rusia de un macro festival de la hostia.
Estos Mega DJ, y ahora no bromeando, tienen la cada vez menos extendida costumbre de no hablar bien de ellos mismos. Casi tienes que sacarles las palabras de su boca para que te digan que han editado un tema con tal sello o que tienen previsto ir a un gran club a pinchar y por supuesto olvídate de que veas un track producidos por ellos mismos en algunos de sus charts. Eso hace que aún se les respete más, tanto es así que generalmente suelen ser eminencias en su campo y responden dudas u ofrecen consejos a petición de otros DJs de como mejorar tanto pinchando como produciendo.
Si te encuentras uno de estos, ya te decimos que que están en peligro de extinción, acercate y aprende todo lo que puedas porque suelen ser una fuente casi inagotable de conocimientos.
3. Amplios conocimientos musicales: El DJ de verdad puede pinchar de todo y cuando digo de todo es desde un canción de Trash Metal hasta un tema folclórico. Son personas que saben mucho de música, no se limitan a conocer en profundidad un estilo en concreto sino que amplían sus horizontes mucho más que el resto y conocen un poco de todos los géneros aunque no llegan a profundizar en un estilo en concreto no por falta de ganas sino de tiempo.
Les da igual pinchar en una fiesta Hip Hop y al día siguiente en un bautizo, saben en todo momento lo que pueden poner y lo que no. Y no se arrugan antes las peticiones del público. Este tipo de DJ es el que puebla la mayoría de las discotecas móviles, son todo terreno en lo musical y en lo profesional, con la misma te pinchan un pasodoble y al minuto siguiente te están colocando el proyector porque el cliente quería un karaoke en medio de la fiesta.
Desgraciadamente este tipo de DJ siempre ha estado mal considerado por otros compañeros de trabajo, inexplicablemente parece que no especializarte en un estilo en concreto es sinónimo de no hacer bien tu trabajo.
4. Pueden pinchar con cualquier equipo: Los DJ que más se respetan empezaron a pinchar con las famosas cintas de cassette allá por los años 80 y 90, pasaron al vinilo cuando ahorraron un poco, siguieron con el CDJ y ahora pinchan con portátil y un controlador. Pero si mañana alguien inventa una caja de zapatos desde donde se pueda pinchar, no te preocupes este tipo de DJ ya está mirando en la red que modelo y marca le viene mejor para pinchar.
Son personas que lo único que quieren es pinchar, de hecho necesitan la música como el drogadicto la droga. Y que muchas veces son auténticos geeks que unen sus dos pasiones, la música y la tecnología. Les da igual el tipo de cabina que tengan delante, obviamente prefieren algo de calidad pero si la situación lo requieren pueden pinchar hasta con dos gramófonos, para ellos lo importante es la música y no el equipo que la reproduce.
5. Siempre pero siempre cobran por pinchar: Un DJ respetado lo primero que hace es respetarse a sí mismo y a los demás, por eso es casi imposible que lo veas pinchando en una fiesta gratis. Ojo no es que no lo hagan, pero la razón tiene que ser muy buena. Desde una causa solidaria hasta un favor a un buen amigo, pero jamás verás a estos Mega DJs mendigar en una sala para pinchar para un empresario que lo único que quiere es ganar dinero y aprovecharse del trabajo de los demás.
En este punto hay que decir, que un DJ de calidad casi nunca negocia lo que va a cobrar una noche. Él pone su precio, generalmente un poco más alto que los demás DJ, y el que lo quiera bien y el que no que llame otro. Se puede permitir el lujo de poner esos precios y esas condiciones porque es un DJ respetado, se ha ganado a pulso esa condición y ha trabajado y trabaja mucho para mantenerla. Sabe que al final esto es una guerra y muchas veces es mejor perder alguna batalla antes de bajarse los pantalones y estar pinchando por una miseria el resto de su vida como profesional o sea, perder la guerra.
6. Les encanta ayudar a los demás DJ: Los profesionales que más se respetan tienen verdadera pasión por compartir sus amplios conocimientos, conocen tan a fondo la profesión que para ellos es casi un alivio enseñar a los demás. Es casi una necesidad, están todo el día pensando en música, respirando tecnología para pinchar y dando vueltas y vueltas en sus privilegiadas mentes para ver como mejoran sus sesiones y sus rutinas.
Al final todo esa sobredosis de djing hace que les encante compartir conocimientos, que se “alivien” haciéndolo. Porque lo que realmente están haciendo no es enseñar a otros sino aprender de ellos, de sus vivencias, de sus conocimientos. Lo que parece un acto solidario, al final es egoísmo puro y duro para conocer algo más y mejor desde el punto de vista de otro individuo el arte de seleccionar y mezclar dos canciones.
7. No necesitan mucho para pinchar: El DJ respetado lo que quiere es pinchar, da igual que sea en un casuela de playa o en la tarima. Sabe perfectamente que una buena fiesta no implica una buena sesión, así como el surfero cabalga ola tras ola hasta dar con ola de sus sueños, el DJ pincha fiesta tras fiesta para dar con la sesión perfecta. Aquella que realmente le ha llenado y que muchas veces no cree que consigue porque su listón es tan alto que es muy difícil para él mismo y para los demás llegar a ese nivel de calidad.
8. Es un perfeccionista compulsivo: Los DJ que más se respetan son unos perfeccionistas natos, a veces llegan a rayar lo patológico. Es muy raro que algo les parezca del todo bien, siempre encuentran algún fallo. Van en busca de la perfección constantemente y eso les hace muchas veces dudar de su propias habilidades.
Por mucho que hagan y por muchos objetivos que logren, siempre tendrán a la perfección como su gran aliado y a la vez como su gran verdugo. Lo saben y conviven con ello, al final son conscientes de que si no persiguen la perfección es que ya no les apasiona lo que hacen y probablemente será el momento de dejarlo y de poner todos su esfuerzos y sus ganas en otra cosa.
Si no buscas un mínimo de perfección en lo que haces y especialmente no cuidas los detalles, te aconsejamos que cambies de profesión o hobbie, porque esta como cualquier otra profesión creativa se nutre de la perfección para llevar el arte de pinchar siempre un poco más allá.
9. Están siempre formándose: Un buen DJ no para de formarse, cuando creas que lo sabes todo recapitula porque probablemente te hayas dejado algo algo atrás o andarás mal en algo: la mezcla, la selección musical, las cuestiones técnicas con el equipo, etc.
Al final el aprendizaje es un proceso que no tiene fin, todo se puede hacer mejor o por lo menos de otro modo. La formación lleva a la perfección y esta a la calidad que es el requisito imprescinbible para el éxito.
Esta formación puede venir de cualquier lado: revistas, libros, youtube, blogs, redes sociales, academias, cursos presenciales o la simple charla distendida con otros compañeros, tanto DJs como no DJs.
Una idea, un concepto o el simple hecho de darte cuenta de que has fallado en algo puede estar a la vuelta de la esquina y para conseguirlo tienes que obligatoriamente formarte.
10. Son excelentes personas: Este punto parece que no encaja bien con los demás.
Los DJ que son muy respetados además de todo lo anterior son buenas personas, son magníficos seres humanos. De aquellos a los que dejarías a cargo uno de tus hijos o que no te importarían que saliesen con tu hermana.
Al final se trata de eso, de ser buena gente, de llevarte bien con todo el mundo y de tratar a los demás como te gustarían que te tratasen a ti.
Nunca hablan mal de nadie y si lo hacen no lo expresan públicamente sino a su círculo más íntimo de amigos. La crítica siempre es constructiva y no dañan por dañar, jamás van a decir que eres mal DJ para intentar cerrar una fiesta o pinchar en un club de renombre antes que la competencia, si de verdad eres malo por su boca no saldrán esas palabras.
Su valía como DJ y como individuo es tal, que confían en que su buen hacer y su trabajo les podrán en el sitio que les corresponde y que todo lo demás son intentos inútiles por suplir la falta de talento y la capacidad de trabajo con tácticas ruines muy habituales en el denominado Show Business.